Como restaurar las maderas de tu rifle. Decapado y Lijado

En el artículo de hoy voy a explicar como restaurar la culata de madera de un rifle Blaser R93. Desde que salió a la venta, siempre quise tener uno. Si, el dichoso Blaser, un rifle polémico desde su nacimiento, tanto por revolucionar el mercado con su funcionamiento rectilíneo como por estar considerado un rifle de niños ricos o pijos sin remedio. También controvertido por sus presuntos fallos en seguridad o incluso por su estética, que por otro lado a mi me encanta.

A pesar de haber sido blanco de numerosas críticas, para mí fue un flechazo desde su aparición en el mercado, tanto es así que juré comprarme uno algún día, algo que por fin, he cumplido.

Siempre me pareció la mejor herramienta de caza actual, esto unido a que la vida es demasiado corta como para cazar con un rifle feo, han sido las razones por las que me enamore de él.

Rifle blaser R93 Luxus

Quizás los costosos rifles custom tengan mejor calidad, pero pondrán la bala en su sitio igual que un Blaser, que sin ser barato, no es caro y es más cómodo debido a que en los viajes puedes cambiar fácilmente de calibre. Además tiene un gatillo excelente y un sistema de cerrojo rápido y preciso, es silencioso, suele estar bien equilibrado, no pesa y se encara como los ángeles.

Claro que habrá rifles mejores, pero me cuesta creer que haya alguno que aúne tantas virtudes. Por eso quiero deciros que si tenéis contacto con el distribuidor les paséis estas líneas a ver si me pagan algo en comisiones por que por más que le hago publicidad es imposible y gratis oiga! Bromas aparte, solo quería explicaros porque estoy enamorado de mi rifle y haceros participes de la ilusión que me hace tenerlo, pero pasemos ahora a lo importante, su renacimiento.

Mi Blaser, digo esto con permiso de Iñaki, que era su anterior dueño y padre del mismo, que por cierto me lo ha dejado bastante bien aleccionado en la práctica de la caza, tanto española como internacional y con el que siempre me unirá un gratísimo recuerdo, primero por la transacción comercial y luego por la personal siendo una de las personas más agradables y buen tipo que me he encontrado por la red. Por eso con su permiso y a pesar de todo, de ahora en adelante le llamare, mi Blaser.

Antes de caer en mis manos, el afortunado había paseado por varios continentes. A pesar de ello, estaba perfecto de metales, me consta que Iñaki lo ha cuidado como a un hijo, protegiéndole de la lluvia con un paraguas ante los comentarios de la gente que no entendía como perdía un lance por preservar el arma, y además se preocupó de proveerle de un gatillo único, al pelo francés hecho en Italia con lo cual no creo que haya dos rifles en España como el mío, siempre está bien ser exclusivo en algo, ¿o no?.

Viendo que sus metales estaban perfectos de dí una buena limpieza a fondo y quedo a reestrenar, que agradable es ver el pavón intacto del cañón, sus estrías relucientes, su ajuste perfecto del cerrojo…. pero….

Posible tropiezo con alguna piedra.

Si no hubiese un pero, colgaría unas fotos y directamente os hubiera presentado al nuevo fichaje, de esta manera no tendríamos artículo, así que algún pero tenía que tener. Por las fotos que me mando en su día Iñaki sabía que la madera estaba tocada, también sabía que eso no era pega pues la podía adecentar yo mismo, cosa que me uniría aún más con el Blaser. Siempre que he adquirido un arma le he hecho o cambiado algo, es como un ritual de conocernos los dos, con el R93 he pasado noches en vela sudando con la muñequilla de trapo, mirando y remirando, soplando y resoplando… aun no he disparado con él y ya le tengo cariño, claro como para no tenérselo… con lo que me ha hecho sudar.

Arañazos provocados por el roce de la correa.

Como os digo la madera estaba tocada, para muestra un botón, diversas marcas, como muestra univoca de los lances que habría disfrutado su dueño surcaban su culata. Las típicas marcas de las mochilas al llevarlo colgado, me remontaban a largos recechos y a algún que otro juramento al descubrir el pastel, los enganches de la correa, marcados quizás al arrastrar la pieza o en un rápido encare al apoyar en la vara, seguro que Iñaki recordaba con cariño cada marca de su rifle, pero yo quería las mías, así que me dije, esto hay que arreglarlo. El resultado mereció la pena y ahora solo queda que con el tiempo, le haga yo mis propios arañazos e ir a la par soltando mis propios juramentos.

Por la posición, este arañazo sin duda lo produjo el roce con la mochila

Restaurando la Culata

Para poder adecentar la culata de nuestro rifle, en primer lugar deberemos desmontarla de modo que nos sea más fácil trabajar con ella.

Para desmontarla hay que hacer las cosas sin prisa y con cariño, para no dejar marcas innecesarias. Con una llave allen del numero 4 (de las largas) y uno o dos destornilladores de los más grandes que encontréis, la cosa será coser y cantar.

Distintas Herramientas utilizadas en el proceso de restauración de las maderas del rifle.

Una vez desmontada la culata el primer paso, es eliminar el anterior tratamiento, el aceite que venía de fabrica, así como lo que Iñaki podía haber estado utilizando para su mantenimiento.

Para este paso utilice un decapante especial para maderas, aplicándolo con brocha en una gruesa capa de gel y retirando en sobrante con una cuchilla muy fina, todo con sumo cuidado. Las primeras veces es mejor usar una espátula y un cepillo de cerdas fuertes para el picado, recomiendo cerdas de plástico de los chinos, porque aunque muchas veces he leído que usan cerdas de alambre, me parece que si no se hace como se debe, podría estropearse el picado.

Una vez retirado totalmente el barniz, lavar y aclarar con abundante agua templada-tirando a caliente, así una vez lavada, se seca un poco con papel o una toalla que queda mejor.

El decapante se da generosamente por toda la madera con una brocha, se espera media hora y se retira poco a poco con cuchilla, podemos repetir la operación de decapado varias veces, para después lavar con agua templada y como último paso aplicar amoniaco para la suciedad quedando la culata sin restos de barniz ni aceite y totalmente limpia.

Culata decapada.

Si vemos que con una vez no es suficiente podemos repetir el proceso de decapado al día siguiente, aunque en mi caso no fue necesario.

Con el barniz/aceite retirado, se veían perfectamente los bollos en la madera. Para sacar estas pequeñas hendiduras, podemos echar mano de una toalla mojada. Algunos salían bien, otros no tenían remedio, aunque solo uno fue el que se resistió por faltar la madera del mismo. El proceso es sencillo, se buscan esos desperfectos, se marcan con tiza o lápiz muy ligeramente y se coloca la toalla húmeda encima aplicando calor con la plancha. Debido a la humedad y al calor se hincha la madera reestructurándose y eliminando el bollo o mejorando su aspecto. Es impresionante los resultados que da una técnica tan sencilla.

Se moja la toalla, se coloca encima del bollo y se aprieta con fuerza durante unos segundos. De este modo veremos como poco a poco desaparecen los bollos y arañazos.

Una vez la madera sin aceite, sin marcas ni arañazos, podemos comenzar el lijado. Hay que seguir siempre la dirección de la veta como mil veces habréis escuchado decir a los expertos en bricolaje. Iremos pasando de un grano más grueso a uno más fino hasta que nos quede como el culo de un bebe o la teta de una novicia que seguramente nos traerá mejor recuerdo a algunos.

Hecho esto, podemos limpiar los residuos del lijado con amoniaco, huele fatal, pero seca al instante, abre el poro y levanta las esquirlas que quedan por lijar. Otra pasada con la lija y otro poco de amoniaco, todo sin prisas, a ratos o a días y siempre teniendo cuidado de no estropear los picados. Una vez hecho esto tendremos la culata lista para darle su tratamiento final.

Como la culata estaba bastante bien utilizé solo distintos dos tipos de lijas, 500 y 800, ayudándome de estropajo recortado a mi gusto para sujetarlas.

Llegados a este punto me gustaría hacer un inciso para hablaros del puntero. Me encantan los punteros de ébano, como en el attache. La culata de mi blaser no disponía de este elemento decorativo así que debía ponerle uno. La manera más fácil de hacerlo que he encontrado para alguien sin ébano, sin palo rosa y sin conocimientos de ebanistería, es teñirlo antes del aceitado. Esta es una operación que debe hacerse con mucho cuidado, con calma, paciencia y pulso para no meter la pata. Recordar que nadie nos persigue y que debéis buscar las herramientas adecuadas. Lo mejor, un set de pinceles finísimos para el borde y uno más grueso para el relleno.

Foto de los pinceles, las brochas y del tinte utilizado. Las brochas son para dar el acabado al aceite a las maderas y que veremos en el siguiente artículo.

Revise cientos de fotos para medir la longitud y ángulo del puntal, es increíble la disparidad que hay en los diferentes calibres y modelos, en el R-8 han tirado por la calle del medio y con la inclinación de el punto de mira bajan una línea recta, pero no pasa lo mismo con el R-93. Resulta que en éste, el alza lleva la inclinación cambiada en el attache que es el del puntero, así que no me valía. Efectivamente con un transportador de ángulos cogí la medida del ángulo de inclinación, tome la largura basándome en su comienzo en la base y trasladé a la madera, colocando el caño encima, primero suavemente, después apretando mas con un portaminas, así crearía un pequeño surco que me sirviese de tope y canal de llenado, donde se quedará el tinte que por las pequeñas imprecisiones del pulso y ojo, pudiera sobrar.

Con tiento queda muy bien seca muy rápido y con dos manos suele valer, si damos mas…quedara más o menos igual de oscuro ya que al chupar el aceite oscurece mucho y no hay problema de color, sin embargo si nos dejamos llevar por que nos ha quedado de maravilla y queremos darle otra mano… cada vez chupara menos y nos vamos a salir de las marcas dejando un borde irregular. De lejos no se notará y no pasa nada tampoco, pero como es para nuestro deleite, cuando el rifle esté sobre las rodillas siempre miraremos ese dichoso fallo.

Con una escuadra portángulos tomé la inclinación del alza y la trasladé al guardamanos en el punto de intercesión, dándole la distancia deseada y marcando fuerte con un portaminas. Después de marcar, con sumo cuidado vamos tiñendo la madera intentando no salirnos. Si hacemos las cosas como debemos, despacio y sin prisas, el resultado será una bonita imitación de un puntero que sin duda embellecerá sobremanera la culata de nuestro rifle.

Una vez realizado el lijado, y después de pintar la imitación del puntero de Ébano, tendremos ahora sí, todo listo para comenzar con el aceite, pero los siguientes pasos para dejar las maderas del Blaser como nuevas, los detallaré en el próximo artículo que pronto podréis ver, así que no os lo perdáis.

Saludos a todos.

Texto y fotos: Jesús Ángel Santamaría Aranda

Fuente: Stokarmas.com